domingo, 21 de junio de 2015

# 368


Se fugó.
Como llama en plena nevada.
Acaricié tu silueta aún marcada en las sabanas.
Las adoré con delicadeza.
Las amé con dolor.
Esperando que se deshaga cada una.
Oliendo tu último suspiro.
Odiando cada huella tuya en esta habitación.
Libre como cada gota de mar.
¡Gracias, mi querido ruiseñor!

No hay comentarios:

Publicar un comentario