lunes, 25 de noviembre de 2019

# 390

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En la gran mayoría de mis fracasos siempre he dado yo el primer paso.
Cuando decido no hacerlo es porque me siento tonta.
Y pesada, idiota y extremadamente mal.
Mal porque imagino que esas personas siguen con sus vidas.
Siguen con todo lo que el día a día supone para cada uno.
¿Quién soy yo para creerme tan importante como para cambiarlo?
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Y a su vez, mi cabeza me martiriza diciéndome venga, una vez más.
 Inténtalo, no pierdes nada.
Y la verdad es que ya me cansé de perder la dignidad por todos, y nadie por mí.
Quizás no valgo lo suficiente para que alguien lo haga.
No dejo de pensar en ti.