sábado, 24 de agosto de 2019

# 385

Y un día pasó. Dejé de abrirle la puerta.
Dejó de dolerme y comencé a ser fuerte.
Tan fuerte que ya no era capaz de derramar ni una sola lágrima más por él.
Comencé a sonreír como hacía tiempo no lo hacía.
La ansiedad se convirtió en mariposas. 
La vida se volvió a pintar de color.
¡Y qué color!

# 384

Es aquí donde me pongo la armadura. 
Fuera de casa.
Frente a la gente, frente al mundo.
 Donde se cuestiona, donde se ataca.
Hace tiempo que estoy preparada.
No hay palabra que me agreda.
Bajo mis cuatro paredes me la quito, libertad.
¡Oh dichoso desahogo! Que a veces ahogas tanto...