viernes, 20 de julio de 2012

# 303


Siempre he creído que el arrepentimiento era el analgésico de los moralistas y el anestésico de los cobardes. Y hoy por hoy, sigo valientemente orgullosa de haberlo intentado, de haberlo perdido todo y de haber sentido lo que tú me has hecho sentir.

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