domingo, 11 de marzo de 2012

# 267


Y por un momento estaba allí,
en tu coche de camino a algún lugar desconocido para mí.
Me tocabas la mano, y eso me daba seguridad,
esperabas a encontrar algún stop y darme un beso,
algunas veces tus ojos se distraían con mi sonrisa,
y no podías evitar mirarme y sonreír también.
Sonaba en la radio alguna canción loca que a mí me volvía más loca aún
y tú me mirabas extraño como si pensaras que era la mujer de tus sueños.
Me tocabas la mejilla, me hacías reír...
y llegamos a el lugar, sí ...
a la fábrica de sueños interminables y deseos inmemorables.

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