Querida amiga, Tú que me llevaste a conocerte como nadie te conoció. Tú que reiste con cada payasada. Tú que me abrazaste en la distancia. Cada amor y desamor vivido contigo. Cada paso que me animaste a dar. Cada vez que nos defendíamos, era como defender a tu hermana. Gracias por ayudarme a crecer como persona. Sé que directamente, ya no somos nada. Pero interiormente sigues siéndolo. Allá donde estés. Siempre te querré, mi eterna amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario